
El partido contra Paraguay fue el peor de todos. Lo pasé fatal. No marcábamos y encima, aunque lo anularon, marcó Paraguay. Luego vino el penalti cometido por Piqué. Se me paró el corazón. Y aunque le habían puesto en duda, decían que estaba mal e incluso algunos quisieron quitarle porque ya no valía. Yo confiaba en Casillas. Sabía que podía parar ese penalti. Entrelacé mis dedos y rogué. Mis ojos estaban llorosos, casi se me caían las lágrimas, mientras Cardozo se preparaba para tirar. Cogió carrera y tiró. Y lo paró! Iker paró el penalti, con ayuda de Reina. Seguíamos dentro. Acto seguido cometieron penalti sobre Villa. El árbitro lo pitó y Xabi Alonso se dispuso para tirarlo. Lo tiró y marcó. Di un saltó del sillón. Pero no valía. Había que repetir el penalti. Lo volvió a tirar Xabi Alonso y lo falló. Y el portero de Paraguay cometió otro penalti, esta vez a Cesc Fábregas, que no se pitó. Pero gracias a Villa, que marcó el gol del triunfo, estábamos en semifinales. A jugar contra los alemanes otra vez.
Vino la semifinal contra Alemania, el mejor partido de España durante el mundial, en el que mejor jugó. Pero no conseguían marcar. Esta vez no fue Villa, sino Puyol quien con un cabezazo, nos llevó a la final de la Copa del Mundo. Quien nos iba a decir que ganaríamos con un gol de corner a Alemania. Y llego la final contra Holanda, que había echado a Brasil.
Fue un día muy especial, con muchos nervios y deseando que llegara la hora del partido. Todo mi pueblo estaba lleno de banderas españolas. Como había estado, desde el partido contra Honduras, todo el mundial. Vi la ceremonia de clausura, cantar a Shakira, esperando a que empezara de una vez por todas el partido. Estábamos todos en casa cuando comenzó. Nos levantamos para escuchar el himno de España. Emocionante. Empezó el partido y los primeros minutos hizo que nos relajásemos. España tenía ocasiones de gol. Entonces los holandeses empezar a repartir leña y el árbitro no parecía que fuese a impedirlo. Lo peor, la patada de De Jong a Xabi Alonso en el pecho, me dolió a mi. Y el árbitro que estaba casi al lado, sólo le sacó amarilla. Eso era roja! Fue increíble. Nos íbamos 0-0 al descanso. La segunda parte fue más de lo mismo, con algún que otro susto. Como el mano a mano de Robben contra Casillas. Grande Iker. Se me volvió a parar el corazón, pero esta vez tardó en volver. Lo veía gol. Por suerte, San Iker lo impidió. Luego tuvo otra Robben, menos clara, e Iker se la desbarató. Llegó el minuto 90 y seguía el 0-0. Nos fuimos a la prórroga. En la primera parte, España tuvo ocasiones para adelantarse en el marcador, pero no fue así. La más clara, la de Cesc Fábregas. Pero no iba a ser, hasta la segunda parte de la prórroga, más exactamente en el minuto 116, cuando Andrés Iniesta nos haría campeones del mundo marcando el gol de la victoria. Estallamos todos. Se me cayeron dos lágrimas y unas cuantas más, cuando vi a Iker llorando/riendo. Eramos CAMPEONES DEL MUNDO. Tocó aguantar los 4 minutos que quedaban. Y el árbitro pitó el final. Me abracé con mi hermana, las dos casi llorando. Se había acabado. Lo habían conseguido. Nos quedamos en casa hasta ver a Iker levantar la Copa del Mundo y después nos fuimos por la calle a celebrar la victoria. Un día inolvidable.
Os dejo una foto de mi Rulo apoyando a España.

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